Ultima voluntad

Ciento veinticinco compases tenia la obra, nada comparado con otras de mayor extensión pero la pericia del interprete hacia que ningún detalle quedara al azar. Se sentó al piano y comenzo a acariciar cada una de las ochenta y ocho teclas de aquel elegante instrumento. Madera negra, una cola larga y la gran tapa abierta para que nadie quedara ajeno del milagro que iba a ocurrir. Saluda a la audiencia, abre su libro de partituras y comienza a tocar su gran obra.
Después de cuatro compases de ostinato comienza a hacer un creccendo que rompe en un fortísimo acorde de dominante séptima.... Durante el transcurso del camino a esa nota los rostros de los presentes se desdibujaron de placer. La sensualidad de aquella música los hacia sonreír misteriosos a cada uno de ellos...La tensión generada con ese acorde fue resuelta correctamente en una suerte de cadencia de engaño que se movió hacia el tercer grado para luego comenzar a modular a tonalidades vecinas usando recursos tecnicos como grandes sustituciones por tritonos que eran sucedían por otras sustituciones por tritonos hasta alcanzar la tonalidad mas lejana, la que era menos probable acariciar, pero el gran talento del autor hizo que fuera posible.
La gente seguía atenta, con rostros desdibujados,sonrisas complices y mas de alguno cerraba los ojos y se trasladaba a quizás donde siguiendo los sinuosos caminos de la interpretación. Todavía seguía sonando la obra, un fuerte arrebato de virtuosismo hizo que el piano vociferara gran cantidad de fusas y semifusas que caían como domino una tras de la otra hasta regresar por arte de magia a la tonalidad inicial, se volvía al reposo, casi todo acababa.... De pronto una sucesión de funciones transitorias, semicadencias e intercambios modales hacían su aparición y la gente se dio cuenta de aquello. Todos escuchaban encantadisimos con el sonar de las teclas, todos se sentían excitados al máximo con la belleza de la música... íbamos en el compás ciento doce....
Una nueva modulacion al tono original de la obra comenzaba a amenazar con el fin de esta y ahí estaba ese acorde final, cada vez mas cerca. Se comenzaba a intuir que seria un acorde en estado fundamental que iba a caer desde una dominante en tercera inversión y que se quedaría sonando por nueve compases bajo un acompañamiento de contrapunto en el bajo. La mano izquierda debía trabajar con precision en ese momento...
La sala quedo en silencio, nadie decía nada hasta que el señor sentado en la tercera fila, cuarto asiento se atrevió a aplaudir, y luego se comenzaron a unir mas y mas aplausos. Todo el teatro se puso de pie y ovacionaron al artista, celebraron su obra y l llenaron de agasajos....Luego de tocar, emprendió su camino al paredón de fusilamiento