Sicario

Rutinariamente se levantaba a la misma hora los siete días de la semana. Comía la misma mierda de desayuno, tostadas frías con el resto del café que alguien dejo antes que él, se ponía la chaqueta negra, los zapatos negros, su camisa blanca y la inconfundible corbata roja de seda. Todo ese atuendo contrastaba fuertemente con esa mierda de desayuno que tomaba todas las mañanas, los siete días de la semana....
Salia a la calle a la misma hora, 6:30 am, no tenia auto, no tomaba el bus o medio de transporte alguno. Solo caminaba, frió, silencioso y muchas veces ausente de este mundo, pensando solo en la misión que cada día debía cumplir; dentro de su rutinaria vida era lo único que variaba. De que forma salvaría el día. Cuanto éxito lograría en esa misión.
A poco andar recibe una llamada, como todas las mañanas, la contesta, sin mostrar atisbos de cordialidad. Frialdad que dejaba en evidencia que los negocios sólo son negocios, y que en este mundo no existen amistades, cualquiera es un potencial enemigo, y en el caso de él había que tener especial cuidado.
La llamada era para avisarle que fuera a recoger el equipamiento necesario a un buzón de cartas que el sabia como abrir. En su negocio era necesario tener lugares secretos... Ahí también, como todos los días encontraba las instrucciones que debía seguir para cumplir la misión, que ese día, podía ser la ultima. No todos los días tu objetivo es el cerdo asesino mas grande del mundo....
Esta todo lleno de guardias, nadie pasa desapercibido al ojo de ellos, pero él, que es un experto en el arte del acecho logra evadir un par de controles policiales.
Se sube a la azotea de un edificio lo suficientemente alto para poder disparar de una distancia apreciable y así tener mas tiempo para la parte mas difícil del trabajo, huir del lugar lo mas rápido posible y pasar por caja a cobrar su cheque. El gran momento se acerca, carga su rifle de precisión, lo fija a la cornisa del edificio para así no tener problemas con el pulso, que en esta ocasión era el menos confiable. Se fuma un cigarro en 15 aspiradas, su cábala, y comienza el ritual de calibró la mira hasta dar con el objetivo....

Después de diez minutos cruzó la calle y emprendió camino a casa